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Cerebro Adolecente

La importancia de escribir a mano para tu cerebro

La importancia de escribir a mano para tu cerebro


La escritura es una parte importante del ser humano, a partir de ella se han desarrollado múltiples etapas de la historia, además ha evolucionado junto con él.

Es decir, la caligrafía está siendo eclipsada por la tecnología, según la BBC la investigación en neurociencia indica que escribir utilizando sólo una pantalla táctil o el teclado puede afectar el desarrollo del cerebro, sobre todo el de los niños que están aprendiendo a leer.

Escribir a mano ejercita el cerebro. Los neurocientíficos han realizado investigaciones con imágenes cerebrales con las cuales se ha deducido que la escritura a mano y tocar un instrumento musical puede cambiar la estructura del cerebro.

El proceso de aprendizaje para escribir que los niños tienen en los primeros años de vida son más importantes que las habilidades del teclado.

El profesor Stanislas Dehaene, director de la Unidad de Neuroimagen Cognitiva de la organización francesa INSERM-CEA, dice: “Es un hecho bien conocido ahora que aprender a escribir con la mano, al mismo tiempo que aprender a leer facilita la lectura mediante el desarrollo de la motricidad fina”. Según la BBC el aporte de la escritura a las distintas partes del cerebro se da de la siguiente manera:

Lóbulos frontales: Situados detrás de la frente, participan en funciones mentales superiores, como el reconocimiento de las consecuencias de las acciones y la memoria. Están vinculados a la escritura, el habla, movimiento, razonamiento, juicio, planeación y resolución de problemas.

Lóbulos parietales: Son importantes para escribir y leer, pues interpretan las palabras y el lenguaje. Combinan además información sensorial como orientación espacial y navegación, y son el área principal de recepción sensorial para el sentido del tacto.

Lóbulos temporales: Situados a los lados del cerebro, detrás de la sien, ayudan a procesar la información auditiva de los oídos. El proceso de escribir algo con lápiz y papel ayuda a activar una colección de células en estos lóbulos conocidas como sistema de activación reticular. Las estructuras de estos lóbulos son vitales en la consolidación de información de corto plazo a largo plazo.

Lóbulos occipitales: Ubicados en la parte baja del cerebro, reciben y procesan la información visual de los ojos, que luego es enviada a otras partes del cerebro. Eso nos ayuda a leer y escribir al reconocer palabras, formas y colores.

Fuente: BBC



Cerebro Adolescente

La revista National Geographic España publicada en el mes de octubre,  nos propone en su artículo central  “Hermosos Cerebros” una interesante reflexión sobre el funcionamiento del cerebro adolescente, basada en el testimonio de los expertos responsables de los últimos descubrimientos en este área.

… “nuestros cerebros experimentan una reorganización masiva entre los 12 y los 25 años. El crecimiento es escaso durante ese período. Ya a los seis años el cerebro alcanza el 90% de su tamaño definitivo, y a partir de entonces el crecimiento de la cabeza se debe casi exclusivamente al engrosamiento del cráneo. Pero durante la adolescencia, el cerebro sufre una extensa remodelación, semejante a una actualización del cableado de una red informática”…

Contrariamente a lo que se creía, el cerebro en la etapa adolescente continúa su proceso de configuración y madurez convirtiéndose en una herramienta más eficaz y mucho más adaptativa.

…”Durante los últimos cinco años aproximadamente, la idea de que el adolescente tiene un cerebro “en obras” se ha ido difundiendo, pero algunos investigadores han empezado a contemplar los recientes hallazgos de la neurología y la genética bajo una luz más brillante y halagüeña, claramente influida por la teoría de la evolución. La explicación resultante del cerebro adolescente (llámesele la teoría adaptativa de la adolescencia) describe al joven no tanto como un tosco esbozo sino como un ser exquisitamente sensible y sumamente adaptable, preparado casi a la perfección para la tarea de abandonar la seguridad del hogar y salir al complicado mundo exterior.

Con toda seguridad esta idea gustará más a los adolescentes. Pero lo más importante es que encaja mucho mejor con el principio fundamental de la biología: la selección natural, que no perdona los rasgos disfuncionales. Si la adolescencia es esencialmente una colección de ellos (angustia vital, estupidez, precipitación, impulsividad, egoísmo e imprudencia incompetente), entonces, ¿cómo es posible que tales rasgos hayan superado la prueba de la selección natural? No podrían haberlo hecho si fueran las características fundamentales y determinantes de esa fase de la vida.

 

La respuesta es que esos rasgos molestos no son en realidad lo más relevante de la adolescencia, sino únicamente lo que más llama nuestra atención porque nos exasperan o ponen en peligro a nuestros hijos”…

La especialización del cerebro cursa, en esta etapa,  con conductas que nos pueden parecer irresponsables, inmaduras por las posibles consecuencias que tengan sobre los adolescentes, según esto, no hablaríamos por tanto, de una intencionalidad dirigida a perturbarnos, ni de un proceso cultural sesgado por las “malas influencias” más bien, estaríamos ante un repertorio conductual oportuno para diversificar estrategias que favorezcan la adaptación a los nuevos retos. Esta explicación es compatible con conductas dirigidas a alterar la convivencia cuando nos encontramos ante situaciones de conflicto claramente funcionales, pero relativiza la importancia de otros comportamientos que podríamos entender como “propios de la edad” sin mayor significación en la interacción con la esfera de los adultos.

 

…”novedades, riesgo, amigos de la misma edad. Todo parece reducirse a hacer cada día una tontería nueva con los compañeros. Pero analizando la cuestión con más detenimiento, vemos que esas características que definen nuestra adolescencia nos hacen más adaptativos, como individuos y como especie. Sin duda, este es el motivo, de que esos rasgos se manifiesten prácticamente en todas las culturas humanas, ya sean modernas o tribales. Lo antropólogos han observado que casi todas reconocen la adolescencia como un período diferenciado durante el cual los jóvenes prefieren la novedad, las emociones fuertes y la compañía de sus coetáneos. Este reconocimiento casi universal desmiente la idea de que se trata de un concepto cultural”…

Comprender sus comportamientos no significa justificar cualquier conducta,  que pretenda escapar a todos los límites de la convivencia. Es necesario definir las reglas del juego y establecer referentes firmes que servirán de guía para su desarrollo como adultos y de prevención ante situaciones de riesgo.

…”la adolescencia puede ser correcta, pero no es fácil de aceptar, en especial para los padres que tienen que lidiar con hijos adolescentes en sus etapas más difíciles y conflictivas, e incluso en momentos que podríamos definir como terribles. Resulta tranquilizador contemplar los aspectos más preocupantes como signos de un organismo que está aprendiendo a manejar su entorno, pero la selección natural es un arma de doble filo, y los momentos más torpes del adolescente pueden tener consecuencias graves. Las drogas, el alcohol, la conducción imprudente y los actos delictivos pueden causar problemas tremendos”…

Recomendamos, sin duda,  la lectura del artículo, por su claridad en la exposición y lo novedoso de sus postulados.

Nota: Imagen de portada y link del artículo “Hermosos Cerebros” por cortesía de National Geographic.

 
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